Asociados de Madrid nos reunimos ayer, tras un descansado verano, en Los Molinos.
Después de compartir con gozo nuestras experiencias, preocupaciones, alegrías..., dejamos de ser esclavos de todo eso que nos ata (consumismo, comodidad, móviles, televisión, trabajo...) para trasladarnos a la época de Moisés.
¿Somos esclavos, que esperamos que vengan a guiarnos para escapar de eso que nos oprime? ¿O somos como Moisés y tenemos una -misión- encomendada?
Hoy en día, como entonces, hay muchas personas cautivas de su propia soledad, de su dolor, de ataduras que llevan consigo años y años, y esperan sedientos que alguien les guíe hacia su liberación.
Mirando donde otros no miran, debemos ir más allá, fijar nuestra mirada en nuestro objetivo y alcanzarlo. Debemos liberarnos de todo eso que nos ata, a lo que nos atamos, y ser capaces de descubrirnos instrumentos de Dios.
Él está con nosotros, es Padre que ama a sus hijos y jamás permitirá que experimentemos algo que vaya más allá de nuestras propias fuerzas (1Cor 10,13)
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